Abrió
los ojos y él fue su primer pensamiento.
Allí
estaba, diagramándose en su mente.
Sus
ojos oscuros se clavaban en su mirada, como si quisieran fusionarse con el
verde de sus pupilas.
Sentía
su rostro tan cerca al de ella y aquellas imágenes la transportaban al momento
mágico de esa noche de octubre.
Su
respiración se aceleraba. Sentía como su boca se secaba y su lengua anhelaba
otros labios.
Él
estaba lejos, pero ella lo soñaba.
Él
cerró los ojos e inició su propia historia, en otro lugar, pero con la misma
protagonista.
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